LA INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA
Y LA MASONERÍA
En España la palabra masonería se ha interpretado con demasiada
frecuencia como sinónimo de anticristianismo, complot político,
contubernio económico, sectarismo fanático y en definitiva de todo lo
perverso y oscurantista. Esta misma injusticia se ha cometido con la
Institución Libre de Enseñanza. Un acercamiento a la tradición del
pensamiento masónico europeo permite apreciar la envergadura histórica
de nuestro pasado liberal y, dentro de él, de la Institución Libre
de Enseñanza creada en 1876.
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El Hermano Luis
Jiménez de Asúa (1889-1970) catedrático y político español,
vicepresidente de las Cortes y representante de España ante las
Naciones Unidas. Durante la dictadura franquista se exilió en
Argentina y México. En la foto, segundo por la izquierda, como embajador de
España en Praga |
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Sus postulados van más allá del estrecho límite de unas fronteras,
tienen sabor universal y, de hecho, deben entenderse dentro de una
tradición de pensamiento europeo que les antecede y que hoy tiene
plena vigencia. Un análisis del movimiento krausista se generó tras la
muerte de Krause, la
Universidad Libre de Bruselas, del Instituto de Enseñanza
de A. Sluys, y de las ligas de educación belga y francesa.
La Institución Libre de Enseñanza (ILE) fue la cristalización
más palpable del krausismo español decimonónico. Lo que pretendieron
los primeros krausistas fue llevar a cabo un proyecto de renovación
nacional más que un simple intento de renovación pedagógica. Para
lograrlo optaron por transformar la sociedad a través de la vía
educativa rechazando los métodos violentos y revolucionarios. El
cambio era más lento pero más seguro, y la esperada renovación debería
ser más profunda pues, pensaban, de nada servía cambiar las
estructuras externas sin haber cambiado antes al hombre. No es casual,
por tanto, que aquellos hombres que habían conocido los vaivenes de la
política educativa española y sufrido en carne propia los dogmatismos
políticos y religiosos imperantes, presenten como paradigma de su
ideal una institución de enseñanza señalada con el calificativo de
libre.
Es de destacar la coincidencia entre los principios de neutralidad
política religiosa y filosófica proclamados por el artículo 15 del
Reglamento de la ILE y los planteamientos ideológicos de las
Constituciones de
Anderson. En primer lugar por la asimilación que los krausistas
españoles hicieron del pensamiento masónico de Krause, tanto a través
de su Ideal de la Humanidad como del trabajo que publicó en el
Tagblatt des Menschheitlebens traducido por Sanz del Río. En
segundo lugar, el primer modelo educativo de la ILE fue la masónica
Universidad Libre de Bruselas, destacando el krausista Tiberghien,
afiliado a la logia Los Amigos Filántropos de Bruselas. La ILE
se inspiró también en la Escuela Modelo de A. Sluys, compañero de
logia de Tiberghien. En tercer lugar, muchos hombres importantes
ligados a la ILE pertenecieron a la masonería; entre otros, Francisco
de Paula Poveda Montes, Antonio Machado Núñez, Tomás Romero de
Castilla (hijo), Odón de Buen, Rafael Rodríguez Méndez, Federico Rubio
Amoedo, Eleuterio Maisonnave, Segismundo Moret, los hermanos Fernández
Ferraz, Luis Simarro, Rodolfo Llopis, Fernando de los Ríos, los
hermanos Barnés, Luis Jiménez Asúa, etc. Ni Francisco Giner de los
Ríos, ni Cossío, ni la mayor parte de los primeros
krausoinstitucionistas pertenecieron a la Orden del Gran Arquitecto
del Universo. Sin embargo no puede negarse la importante influencia de
la masonería sobre la ILE. Desde una perspectiva científica las tesis
descalificadoras de Ortí Lara, Menéndez Pelayo, E. Herrera Oria, o de
los autores del malintencionado libro titulado Una poderosa fuerza
secreta. La Institución Libre de Enseñanza, no soportan hoy una
crítica seria.
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Monumento al Hermano Eleuterio Maisonnave en Alicante.
Maisonnave fue Diputado a Cortes, Ministro de la Gobernación y Alcalde
de Alicante. Fue iniciado en la Logia Alona nº 44 de dicha ciudad |
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La ILE dentro de la tradición universalista masónica, no se limita al
espíritu general de neutralidad, tolerancia, armonía y universalismo.
Además, descansaba en las bases pedagógicas diseñadas por Krause:
distinción entre educación e instrucción; educación para la
autoeducación; educación en libertad y amor; educación armónica en
diversos aspectos: humana-general e individual-específica, del cuerpo
y del espíritu, de ambos sexos (coeducación), del conocimiento, de la
voluntad y del sentimiento; educación en profundo respeto frente al
educando; educación para y en contacto con la vida; importancia
central de la educación religiosa; importancia de la familia en la
educación; importancia de la educación de la mujer con los mismos
derechos que el hombre; educación en amor a la naturaleza; importancia
del juego; importancia de las actividades manuales y creativas;
educación estética, etc.
La similitud entre estos principios y las orientaciones pedagógicas
que caracterizaron a la Institución Libre de Enseñanza es
verdaderamente llamativa.
Extractado de. P.
Álvarez Lázaro, «La Institución Libre de Enseñanza y el universalismo
masónico europeo», en Revista de Occidente, nº 101 (octubre,
1989), pp. 88-106.
LA INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA
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Francisco Giner de los Ríos
(1839-1915) filósofo, pedagogo y ensayista español, catedrático y
fundador y director de la Institución Libre de Enseñanza entre los
institucionistas Rubio y Cossio |
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La Institución Libre de Enseñanza o ILE fue un famoso intento
pedagógico que se realizó en España, inspirado en la filosofía de Karl
Christian Friedrich Krause que tuvo una repercusión excepcional en la
vida intelectual de la nación. Fue fundada en 1876 por un grupo de
catedráticos (Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate,
Teodoro Sainz Rueda y Nicolás Salmerón, entre otros) separados de la
Universidad Central de Madrid por defender la libertad de cátedra y
negarse a ajustar sus enseñanzas a cualquier dogma oficial en materia
religiosa, política o moral. En efecto, tras la puesta en marcha del
modelo político de Cánovas en 1875 mediante el "Decreto Orovio", se
suspendió la libertad de cátedra en España «si se atentaba contra los
dogmas de fe», para afianzar un principio integrista que hacía de la
nación un proyecto sostenido en la providencia divina. Su aplicación
apartó a muchos intelectuales de la Universidad, originando la
creación de la Institución Libre de Enseñanza, en 1876.
En consecuencia, tuvieron que proseguir su labor educativa al margen
del Estado creando un establecimiento educativo privado laico, que
empezó en primer lugar por la enseñanza universitaria y después se
extendió a la educación primaria y secundaria.
Apoyaron el proyecto los intelectuales más progresistas del país:
Joaquín Costa, Augusto González de Linares, Hermenegildo Giner,
Federico Rubio y otras personalidades comprometidas en la renovación
educativa, cultural y social.
A partir de 1881 empezaron a enseñar en la ILE profesores formados en
ella (Manuel Bartolomé Cossío, que sucederá a Giner al frente de la
Institución, Ricardo Rubio, Pedro Blanco, Ángel do Rego, José Ontañón,
Pedro Jiménez-Landi, etc.), realizando una labor que consolidó el
proyecto y aseguró su futuro, de forma que hasta la Guerra Civil de
1936 se convirtió en el centro de toda una época de la cultura
española y en cauce para la introducción en España de las más
avanzadas teorías pedagógicas y científicas extranjeras.
Así lo testifica la nómina de colaboradores del Boletín de la
Institución Libre de Enseñanza: Bertrand Russell, Henri Bergson,
Charles Darwin, John Dewey, Santiago Ramón y Cajal, Miguel de Unamuno,
María Montessori, León Tolstoi, H. G. Wells, Rabindranath Tagore, Juan
Ramón Jiménez, Gabriela Mistral, Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo
Bazán, Azorín, Eugenio d'Ors o Ramón Pérez de Ayala, algunas de ellas
íntimamente vinculadas con la Institución, como Julián Sanz del Río,
Antonio Machado Álvarez, Antonio Machado y su hermano Manuel Machado,
Julio Rey Pastor, Constancio Bernaldo de Quirós, Luis Simarro, Nicolás
Achúcarro, Francisco Barnés Salinas o Alice Pestana.
A través de una red de institutos asociados a la ILE se investigó
sobre el pasado español (el llamado Centro de Estudios Históricos,
dirigido por el fundador de la filología hispánica, Ramón Menéndez
Pidal) o se puso en contacto a las elites artísticas con las
vanguardias europeas (Residencia de Estudiantes, organizada por
Alberto Jiménez Fraud) y científicas (Junta para Ampliación de
Estudios, organizada por el institucionista José Castillejo). De
ella dependían los ya citados Centro de Estudios Históricos, el
Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales y la Residencia de
Estudiantes establecida en la calle Pinar de Madrid, auténtico vivero
de escritores y artistas y lugar donde Albert Einstein dio una de las
conferencias que ofreció en su viaje a España en 1923. Los intentos de
renovación pedagógica cristalizaron desde 1907 hasta 1936 en
iniciativas pioneras, como el Instituto Escuela, las colonias
escolares de vacaciones, la Universidad Internacional de verano o las
llamadas Misiones pedagógicas que actuaron bajo el amparo de la
Segunda República con el fin de divulgar la cultura entre los pueblos
de la España profunda donde jamás había llegado.
La generación del 27 es, en cierta manera, una emanación de la
Institución Libre de Enseñanza, y obra de la ILE fue, sin duda alguna,
alcanzar la sintonía cultural y científica con Europa poco antes de
que todo este esfuerzo de modernización se viniera abajo con la Guerra
Civil Española, durante la cual se confiscaron todos sus bienes y la
mayoría de los institucionistas tuvo que marchar al exilio, mientras
que los que se quedaron hubieron de enfrentarse a la censura, la
persecución solapada o abierta o el ninguneo de su labor, que era
considerada antinacional y antihispánica por sus detractores. Fuera,
el exilio se dispersó por Europa y sobre todo Hispanoamérica, donde
ejerció una labor fecundadora de la vida cultural de esos países.
A día de hoy los fondos de la ILE son gestionados por la Fundación
Francisco Giner de los Ríos, creada para dicho fin.
El influjo de la ILE fue determinante para que los poderes públicos
emprendieran una serie de reformas que España necesitaba en los
terrenos jurídico, educativo y social.
Tras la muerte en 1915 de su principal inspirador, Francisco Giner de
los Ríos, se creó la fundación que lleva su nombre el 14 de junio de
1916 con el encargo de velar por el patrimonio de la ILE y proseguir
su tarea educadora.
Promociones de la ILE:
* Primera promoción: Son fundamentalmente los hombres congregados de
un modo u otro en torno a Giner de los Ríos después de su vuelta a la
Universidad en 1881, tras la expulsión de 1875, entre ellos: Manuel
Bartolomé Cossío, Joaquín Costa, Leopoldo Alas (Clarín), Alfredo
Calderón, Eduardo Soler, Jacinto Messia, Adolfo Posada, Pedro Dorado
Montero, Aniceto Sela, Rafael Altamira, etc.
* Segunda promoción: Giner los denominaba sus «hijos»: Julián Besteiro,
Pedro Corominas, José Manuel Pedregal, Martín Navarro Flores, Bernaldo
de Quirós, Manuel y Antonio Machado, Domingo Barnés, José Castillejo,
Gonzalo Jiménez de la Espada, Luis de Zulueta, Fernando de los Ríos,
etc.
* Tercera promoción: Nacidos entre 1880 y 1890, son reconocidos como
los «nietos» de Giner; suelen mencionarse entre los más destacados a
José Pijoán, Juan Ramón Jiménez, Francisco Ribera Pastor, José Ortega
y Gasset, Américo Castro, Gregorio Marañón, Manuel García Morente,
Lorenzo Luzuriaga, Pablo de Azcárate, Alberto Jiménez Fraud, etc.
Fundación Francisco Giner de los Ríos:
http://www.fundacionginer.org/
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